Una turba de funcionarios del gobierno y agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil se presentaron en la vivienda que ocupa la opositora Anyell Valdés en el barrio Los Pinos, en la periferia de La Habana. Mientras gritabanPa’ lo que sea, Fidel, pa’ lo que sea” y enarbolaban pancartas “revolucionarias” desde afuera, tres de ellos, dos hombres y una mujer, saltaron la verja del lugar y penetraron para tachar con pintura azul la fachada de la vivienda donde, hasta ese momento, se leían varias frases, entre ellas: “Patria y Vida”, “Revolución es represión”, “Abajo la dictadura”. Los protagonistas del acto de repudio, como se conoce en Cuba a estas escenas de purga ideológica, escribieron en el piso y en la entrada de la casa: “Patria o muerte, venceremos” y “Viva Fidel”. Dentro lloraban descompuestos los tres hijos menores de edad de Valdés al enterarse que, para acceder a la vivienda, parecían haber envenenado a su perro. De acuerdo con las declaraciones de Valdés al Diario de Cuba, en la turba se encontraban los profesores de primaria de los niños. Durante los minutos que duró el acoso, los acechadores colocaron en la verja un cartel con la imagen de un Fidel Castro sonriente.